domingo, 27 de noviembre de 2011

Noviembre

Abandonado que tengo mi blog como alguna otra cosa más. Entre rutinas y más rutinas no encuentro tiempo para escribir mis “rebujones” y les aseguro que no será por falta de inspiración, pues mi mente siempre anda en lo suyo, con o sin mi permiso, siempre "rebujando".

Tener que abrigarme para salir a llevar la basura al contenedor, a una hora en la que en verano aún estaría en la playa es lo que me “mete” en el otoño.
Estos meses, que para mi suelen ser anodinos y casi de trámite, han traído muchas situaciones y sensaciones que no logro poner en orden aunque quiera y creo que mi intento de darle sentido es una tarea que me está desgastando.

Cumplí el año que me acerca en dos a esa esquina temida llamada 40 y lo hice contemplando junto a unos curiosos niños un paisaje tan nuestro y tan de moda como un volcán en un bonito domingo de octubre, como ese tío cuya función nunca ejercí debidamente.

Ya protesté hasta aburrir por el cambio de hora y lo poco que me agrada y sin embargo agradecí esa hora de más en aquella maravillosa fiesta centro-europea.
He protagonizado capítulos de vidas ajenas, estando donde otros me pidieron que estuviera con sincera intención de acogerme pero sintiéndome totalmente solo y fuera de sitio. No fueron capaces de ver más allá de sus expectativas y lo peor de todo es que yo no hice lo necesario para enseñarles, que lo que soy y lo que ellos esperaban que fuera, son historias de dos series totalmente distintas.

Estuve de fiesta rezando para que las noches no acabaran nunca y que el momento fuera eterno, y el recuerdo que más me llena de aquella noche es sentir que alguien dormía seguro y protegido entre mis brazos.

Me he sentido necesario, querido y deseado para repetir otra despedida, que no fue menos dura por no ser yo quién permaneciera en el andén.
Me hice prometer algo que deseo cumplir aunque no sienta la misma convicción en quién me pidió el compromiso. Estaré ahí siempre, no desapareceré, porque te lo he prometido, aunque no lo recuerdes jamás, yo si y ahí estaré.

He tenido esa sensación de haber visitado otro “piso piloto” de mi vida que me ha parecido casi perfecto y he mirado, otra vez por la ventanilla del taxi, el regreso a una vida donde siento que nada ni nadie me espera.

Último domingo de Noviembre, una mañana soleada y fresca en la que he sentido la necesidad de abrir ventanas y puertas expresándome en público para escucharme en privado. Soy así, tengo que vivir con ello.

Sigo soñando, si dejo de hacerlo, muero. Sigo escribiendo, si lo dejo no soy capaz de escucharme, ni saber en que, ni que a que altura del capítulo me encuentro. Sigo adorando los folios en blanco, la página siguiente al punto final de la anterior, tal vez pensando, que esa vez sí, sea en la que escriba el capítulo que quiero. Ese día llegará.

Buen domingo a todos.

No hay comentarios: