El otro día me paré a pensar en algunas de las cosas que parece que nos han ido acompañando a lo largo de la vida. Ese pensamiento me llegó tras una conversación con mi compañera de trabajo acerca de lo que me gustaban los bolígrafos BIC. Me fui hasta mi infancia, cuando era toda una responsabilidad dejar de escribir con lápiz y pasar a un formato que no se podía borrar. Creo que esa era la primera responsabilidad que se nos exigió cuando críos.
Hay muchas cosas que siempre parecen haber estado ahí, de una forma u otra, son un referente en nuestras vidas, algo que nos inspira ternura, que nos ancla en otros tiempos.
Uno de los signos más evidentes del envejecimiento es el recordar. No creo que sea por añoranza, sino por el simple hecho de mirar atrás viendo como se unen al tren de nuestras experiencias, más y más vagones con nuevos recuerdos que sabemos, no deben caer en el olvido.
El otro día fue el bolígrafo, y anoche cenando con unos amigos, la sintonia del programa aquel de cocina "Con las manos en la masa" que a mi me recordaba el llegar a casa por las tardes, con el olor de la cena, y el confort del hogar con una edad, donde las pocas preocupaciones nos hacían disfrutar sin más historias. Mi amigo lo asociaba a zamparse lo que fuese viendo la tele, sin subir ni un gramo. Aquellas series, las emociones que nos producían. Todo parecía más simple, el recuerdo quedó limpio de otras cosas.
Envejecemos y miramos atrás. Recordamos y tomamos conciencia que envejecemos. Nuestras vidas están llenas de cosas, de estanterías de millones de recuerdos, mayoritariamente buenos y afables que nos sacan más de una sonrisa y un punto de añoranza.
Cuando uno se sienta con amigos y habla de esos momentos, todos tenemos referentes que nos inspiran cosas distintas, marcas de existencias individuales, pero que nos llevan a todos a un mismo momento en diferentes vidas y vivencias de las personas. Es sorprendente la capacidad del humano para volver sobre sus propios pasos, sobre sus propios pensamientos, el poder compartirlos, expresarlos, analizarlos con la distancia, sacar conclusiones de las que uno no se había dado cuenta antes.
Envejecemos y recordamos, compartimos con nuestras gentes esos recuerdos, extrapolamos vivencias de unas circunstancias a otras, del pasado de unos al presente de otros, de los presentes, para interpretar los pasados. Somos uno seres increíbles, y aunque no seamos siempre plenamente conscientes de ello, lo somos, somos realmente increíbles.
Si tomamos como un "punto de comprobación" este día, esta reflexión, puede que algunos estén pasando por un momento dulce de sus vidas, otros, simplemente ni frío ni calor, otros pueden sentir amargura o preocupación por una situación que les supera....pero todos estamos viviendo lo que en unos días, semanas o meses, sólo serán recuerdos. Volveremos a extraer los buenos y aparcar los malos, y tendremos otro vagón a nuestras espaldas, sin que sea una pesada carga, sino que nos sigue impulsando hacia adelante. El inexorable paso del tiempo y de la existencia lo ha diseñado así.
Así me he levantado hoy, después de haberme sentado con una rápida mirada hacia atrás y una vuelta a mirar al frente. Deseando lo mejor para mi mismo y para el mundo mundial, para seguir adelante en nuestros caminos, y tener tiempo para encontrarnos en cualquier parada y volver a comentar.
Suerte, valor, confianza, fe a todos. De mi parte, mi diario y enorme agradecimiento a Dios por todo esto que hace de mi vida como es, lo bueno por bueno, y de lo menos bueno, por lo que me enseña. GRACIAS.
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