domingo, 20 de septiembre de 2009

Cambio de estación


LLevo un mes sin escribir, comentar, ni reflexionar nada en mi blog. Estos últimos tiempos he estado totalmente ocupado con menesteres terrenales que consumen muchos recursos mentales en planificación y organización, no quedándome tiempo ni para mis rebujones.

Los tiempos del verano ya casi son para recordarlos. Un par de días de tiempo rarito, la vuelta a los horarios habituales y sobre todo, una actitud otoñal, han acelerado la entrada de la estación en mi vida.

Cada año saludo con alegría la llegada de la primavera, allá a finales de Abril me cambia hasta el carácter, se respira diferente, la luz y el ánimo se licuan en un elixir que me da vida. El verano es casi el éxtasis, los meses de Junio y Julio con esas tardes inmensas, sol y calorcito que acelera el pulso y las ganas de hacer cosas.
Agosto, el mes de vacaciones por excelencia, un poco decrepito, pero influyente, en tanto en cuanto supone el mes de descanso que paraliza medio país.
Septiembre es la transición. El verano toca a su fin. El telón de las tardes inmensas, va cayendo antes cada vez, y el otoño empieza a aparecer a modo de "trailers" climatológicos, y rutinas que vuelven al panorama.

El otoño vive de los recuerdos del verano. Trazos e imágenes con los que intentamos entrar en las rutinas propias de la estación. Muchos vuelven al trabajo, otros a las clases, todos a los horarios y rutinas habituales. Se inicia el descenso hacia el cambio de hora, a las tardes mínimas y las mañanas que no acaban nunca.

Marrones, grises, ocres, colores del ánimo. En algunos sitios, vuelta a la ropa abrigada, a la vestimenta chic. No dudo que muchos lo añoren y lo deseen, no es mi caso, pero reconozco que tengo que cambiar de actitud con respecto a él.

Hay cosas a las que no merece la pena resistirse, tampoco una entrega incondicional pero si una adaptación inteligente que permita su disfrute y no la depresión.

Pues como siempre digo, repito y reitero, la felicidad es cuestión de actitud, por tanto, escribamos el guión del otoño con doradas letras sobre un elegante color chocolate, para que el otoño individual tenga sello y marca propia en nuestras vidas, pudiendo incluso, a que lo desee y lo añore.

Como he escrito en post anteriores, hay cosas que uno llega a querer por "arrime" y si lo he hecho antes, lo volveré a hacer, pero esta vez no con personas, sino con toda una estación.

Bienvenido otoño, este año te voy a dar tu razón de existir en mi vida.

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