viernes, 1 de mayo de 2009

¿Pesimismo?

A fecha de este post es 1 de Mayo de 2009, día del los trabajadores en el que se puede considerar, año del paro. Las cifras son alarmantes, las realidades que se deben de esconder tras esas cifras deben superar el calificativo de alarmante y tornarse en desesperación.

Entrados ya cuatro meses en este año, los peores pronósticos se van cumpliendo. Las noches ya no son las de hace apenas dos años, la humanidad se acuesta en el temor.
El otro día y en otro post me remitía a esos temores nocturnos, a esas miradas hacia la oscuridad que ampara la preocupación de nuestra superviviencia diaria.

En estos meses la gente se acuesta pensando si podrá mantener el empleo y el nivel de vida que han alcanzado, si podrá pagar la hipoteca o su alquiler, y en el peor de los casos, si tendrán que comer. Aún por encima de esas preocupaciones, ahora el tema es la Nueva Gripe, con todas las papeletas para convertirse en una Pandemia que ponga contra las cuerdas a nuestros sistemas sanitarios. La mayor muestra de la globalización no será el comercio, será un virus.

La prensa se hace eco de forma masiva de todas estas cosas, alimentando el pesimismo general. El otro día leí que en paises vecinos donde se hacen estadísticas para todo, se había detectado que el número de intervenciones de las grúas de tráfico se había incrementado en un 80% por gente que se quedaba sin combustible en su coche, por ir siempre con lo justo.

Parece que estamos próximos a un cambio de ciclo, que la humanidad va dirigiéndose sin apenas darse cuenta, a un cambio de consciencia impuesto por las circunstancias sobrevenidas. Las señales están ahí, cada día algunas nuevas, una trama global tejida con los hilos de nuestros despropósitos como especie, a nuestras irresponsabilidades como raza, las consecuencias de el egoísmo, la avaricia, el dinero y el poder. Acciónes y omisiones han hecho que estemos en la senda hacia el abismo.

Cada día nos levantamos a nuestras rutinas vitales, las que sean en este momento. Por nuesta cabeza, las cuestiones cotidianas, los viejos conocidos, las sopresas buenas, las sorpreas malas, los problemas, las soluciones.
A otro nivel, el planeta modula su clima, empujado por factores artificiales que le hemos impuesto por nuestro desarrollo a ultranza, por la consecución de fines, sin reparar en medios. Cada día, en cualquier lugar, una circunstancia nueva corrobora ese cambio, igual pasa inadvertida para todos, pero no para aquel que la sufre, y cada día ese número aumenta.

Las fuentes energéticas como el petróleo restan jornadas a su existencia. La entrada a escena de nuevos consumidores, ávidos de copiar nuestro modo de vida, hacen que la perspectiva de su duración se reduzca exponencialmente, jornada tras jornada. ¿Se les va a negar el nivel de progreso del llamado mundo desarrollado? . Esto sucede mientras nos desplazamos por el andar de nuestras horas. Nos preocupa si llegamos a tiempo al trabajo o aquella cita, sin tan siquiera reparar en que otras personas, en algún lugar, tengan una idea de como sustituir la fuente de energía que en ese momento nos está permitiendo movernos. Alguién que se esté preocupando por nosotros, todos.

Pudiera parecer que me haya dado un ataque de pesimismo, pero no, en todo momento he sido consciente de estas circunstancias. Los que me conocen personalmente, muchas veces me tachan de alarmista o catastrofista y se rien y hacen bromas cuando muestro mi preocupación por alguno de estos temas, algunas de las veces que coincidimos.

En 2004 hubo una alerta científica por la aparente reactivación del sistema volcánico de la isla de Tenerife. Yo como siempre, interesado por estas cuestiones, aguanté (y aguanto) más de una burla de quienes recuerdan aquellos días, en los que finalmente, no pasó nada.

¿Y a que viene todo este rollo?, pues un rebujón más que se me ha venido a la cabeza. Una problemática a nivel de especie, que nos sobrepasa como individuos, que ningunea nuestra realidad cotidiana con problemas que casi en ningún caso, podremos asumir individulamente y frente a los cuales, la mayoría esconde la cabeza, mira hacía otro lado, hacia lo doméstico, a si el Tenerife sube a primera, o ese pantalón es de tendencia o no.

Y así seguimos, distraídos en el paisaje, inconscientes de que nos deslizamos cuesta abajo, cada día un poco más, adormecidos por nuestro pequeño universo diario, nuestros deberes, nuestras obligaciones, nuestros sueños, olvidando que nada de eso servirá, porque nos imaginamos un futuro a corto plazo, diseñado en virtud de lo que hemos conocido, algo sin visos de prevalecer ante la avalancha de confirmaciones de cambio. Realidades esperadas que se convertirá en recuerdos.

Esperemos que la consciencia global cambie, se impulsen las medidas para frenar el avance por esta senda, ser conscientes que toca cambiar de mentalidad, de objetivos, de métodos. Los fines ya no justifican los medios, y son precisamente esos medios los que van a garantizar la sostenibilidad de los fines, de nuestra propia existencia, como raza y como individuos.

Saludos a todos, y buen puente del día del trabajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De situaciones como esta o parecidas hemos salido, no nosotros pero si nuestros padres y abuelos, así que, dejemonos de tanto quejarnos de las cosas y a disfrutar de la vida, ya vendrán tiempos mejores, y los que tienen trabajo y sueldo no entiendo por que coño se quejan, o es qeu no tienen nada ms divertido que hacer, jajajja.