Amanece el domingo y aquí estoy, sentado al ordenador intentando plasmar en el blog lo que se me ha pasado por la cabeza en estas últimas fechas, sin que haya un resultado rápido, algo que me inspire.
Me he levantado, me he preparado un café y he decidido que será lo único que tome hasta el almuerzo para compensar los excesos de la velada del sábado. Aparte de esa "accion compensatoria" no se me viene a la cabeza nada más. Estoy relajado, poco reflexivo y muy perezoso. Este será un post cuyo titulo nacerá al final.
Ya son muchas semanas de intenso trabajo y desgaste mental. Llego a los fines de semana sin ganas de vida social, ni de escuchar a nadie, ni de que nadie me escuche. Soledad, playita, series favoritas, algún libro, pasear con mi perra, curiosear por internet, no me apetece nada más.
Así llega el Lunes, duro como siempre, y vuelta al combate. Los días pasan atropellados por la intensa agenda, no hay tiempo de reflexionar, sólo de pensar en volver a casa, a descansar, comer algo, disfrutar del poco tiempo de ocio.
Pues entre tanto movimiento me voy dando cuenta de la miles de cosas que tengo que hacer y que no he atendido, que soy un dejado e incluso, que no tengo vergüenza ante determinadas obligaciones casi morales que no he atendido debidamente. Pero es que no tengo ganas...¿qué hace uno en esas situaciones?.
No tener ganas es un estado de ánimo tan válido como cualquier otro ¿o no?. Al fin y al cabo, las obligaciones se las busca uno, y dejan de serlo tan pronto como se decide tomar otra dirección.
Es lo divertido de la vida, el control que podemos ejercer sobre ella, la libertad de poder hacer y deshacer como a uno le venga en gana, siempre asumiendo la reponsabilidad y consecuencia que nuestros actos tienen. La acción - reacción estará siempre ahí.
Pues mi desgana y pereza me lleva últimamente a la soledad. Esa palabra tan temida, no es más que la manifestación de un estado de ánimo, de una actitud. Pienso que no es mala cuando es por elección y cuando se tiene la convicción que es necesaria, idónea o circunstancial.
El problema, o mejor dicho, la consecuencia de una soledad elegida, es el grado en el que nos difuminamos de la vida social. Las cosas perduran , pero las relaciones cambian, nuestra presencia en otras vidas va en función del tiempo que dediquemos a ello. Si no estamos, no contamos, es así de simple.
La palabra consciencia es la reina de este post, pues es esa consciencia la que me hace reflexionar en el hecho que una actitud solitaria, me está retirando de escena. Pero ¿y qué? es mi opción, sólo tengo que asumir las consecuencias.
En esta semana pasada he tomado acciones y decisiones que no había tomado nunca, y lo he hecho por criterio propio, sin contar con nadie que no fuera técnicamente necesario implicar. El resultado será un "producto" 100% de mi creación donde no habrá nada, de nadie. Un éxito o un ¿fracaso?. No, la palabra fracaso no cabe, será un éxito, o un intento de lograrlo, pero nunca un fracaso.
Consciencia: me estoy saliendo de las escenas donde tenía cierto protagonismo, aunque fuera en un papel secundario. En otras he desaparecido totalmente, sin posibilidades (ni ganas) de volver.
Elegir individualismo es correr el riesgo del aislamiento, pero sin ese individualismo, uno no es capaz de descubrir quién es y donde están los límites de las capacidades.
Soledad es ausencia de contacto a la vez que la energía que lleva al deseo de tenerlo. Es un viaje con punto de partida, pero sin punto de regreso, con una etapa que lleva al vacío y otra en la que el propio vacío crea la necesidad de ser llenado. En el proceso dejamos cosas en el camino, a la vez que aparecen cosas nuevas. Sólo pensarlo me parece excitante y motivador.
Pues a ver que pasa, que nos traerá la marea de los días, que por de pronto, empezará otra vez el Lunes, consecuencia de unas semanas pasadas donde he viajado solo, aconsejado por mi criterio, donde se manifestarán las consecuencias de mis actos y decisiones. Un estado 100% designed & manufactured por mi mismo para mi mismo, ahora vacío....
Buena semana a todos.
Me he levantado, me he preparado un café y he decidido que será lo único que tome hasta el almuerzo para compensar los excesos de la velada del sábado. Aparte de esa "accion compensatoria" no se me viene a la cabeza nada más. Estoy relajado, poco reflexivo y muy perezoso. Este será un post cuyo titulo nacerá al final.
Ya son muchas semanas de intenso trabajo y desgaste mental. Llego a los fines de semana sin ganas de vida social, ni de escuchar a nadie, ni de que nadie me escuche. Soledad, playita, series favoritas, algún libro, pasear con mi perra, curiosear por internet, no me apetece nada más.
Así llega el Lunes, duro como siempre, y vuelta al combate. Los días pasan atropellados por la intensa agenda, no hay tiempo de reflexionar, sólo de pensar en volver a casa, a descansar, comer algo, disfrutar del poco tiempo de ocio.
Pues entre tanto movimiento me voy dando cuenta de la miles de cosas que tengo que hacer y que no he atendido, que soy un dejado e incluso, que no tengo vergüenza ante determinadas obligaciones casi morales que no he atendido debidamente. Pero es que no tengo ganas...¿qué hace uno en esas situaciones?.
No tener ganas es un estado de ánimo tan válido como cualquier otro ¿o no?. Al fin y al cabo, las obligaciones se las busca uno, y dejan de serlo tan pronto como se decide tomar otra dirección.
Es lo divertido de la vida, el control que podemos ejercer sobre ella, la libertad de poder hacer y deshacer como a uno le venga en gana, siempre asumiendo la reponsabilidad y consecuencia que nuestros actos tienen. La acción - reacción estará siempre ahí.
Pues mi desgana y pereza me lleva últimamente a la soledad. Esa palabra tan temida, no es más que la manifestación de un estado de ánimo, de una actitud. Pienso que no es mala cuando es por elección y cuando se tiene la convicción que es necesaria, idónea o circunstancial.
El problema, o mejor dicho, la consecuencia de una soledad elegida, es el grado en el que nos difuminamos de la vida social. Las cosas perduran , pero las relaciones cambian, nuestra presencia en otras vidas va en función del tiempo que dediquemos a ello. Si no estamos, no contamos, es así de simple.
La palabra consciencia es la reina de este post, pues es esa consciencia la que me hace reflexionar en el hecho que una actitud solitaria, me está retirando de escena. Pero ¿y qué? es mi opción, sólo tengo que asumir las consecuencias.
En esta semana pasada he tomado acciones y decisiones que no había tomado nunca, y lo he hecho por criterio propio, sin contar con nadie que no fuera técnicamente necesario implicar. El resultado será un "producto" 100% de mi creación donde no habrá nada, de nadie. Un éxito o un ¿fracaso?. No, la palabra fracaso no cabe, será un éxito, o un intento de lograrlo, pero nunca un fracaso.
Consciencia: me estoy saliendo de las escenas donde tenía cierto protagonismo, aunque fuera en un papel secundario. En otras he desaparecido totalmente, sin posibilidades (ni ganas) de volver.
Elegir individualismo es correr el riesgo del aislamiento, pero sin ese individualismo, uno no es capaz de descubrir quién es y donde están los límites de las capacidades.
Soledad es ausencia de contacto a la vez que la energía que lleva al deseo de tenerlo. Es un viaje con punto de partida, pero sin punto de regreso, con una etapa que lleva al vacío y otra en la que el propio vacío crea la necesidad de ser llenado. En el proceso dejamos cosas en el camino, a la vez que aparecen cosas nuevas. Sólo pensarlo me parece excitante y motivador.
Pues a ver que pasa, que nos traerá la marea de los días, que por de pronto, empezará otra vez el Lunes, consecuencia de unas semanas pasadas donde he viajado solo, aconsejado por mi criterio, donde se manifestarán las consecuencias de mis actos y decisiones. Un estado 100% designed & manufactured por mi mismo para mi mismo, ahora vacío....
Buena semana a todos.
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