domingo, 19 de abril de 2009

Cosas modernas

Hay muchas cosas cotidianas de la que casi nos sería imposible prescindir, y que a pesar de ser inventos relativamente recientes, parece que llevan con nosotros toda la vida-El ejemplo más claro es el teléfono móvil, ¿Alguien se imagina la vida sin él?.

Unas cuantas veces me lo he dejado en casa, y aunque el pensamiento inicial es, "vaa, no pasa nada por estar un día sin móvil", lo cierto es que luego estoy todo el día pensando si me habrá llamado alguién, o que pensarán si me han mandado un mensaje y no he respondido, o que sólo se siente el pobre móvil, y más solo yo sin él. Al final hago lo imposible por ir a buscarlo, esté donde esté, para luego darme cuenta, que no me ha llamado nadie, ni un mensaje de Movistar, tanto rollo para nada.

Recuerdo mis primeras salidas de muy joven, si conocías a alguién y querías contactar, tenías que llamar al teléfono del domicilio familiar, y pasar el filtro de madres y padres con su inquisitoria curiosidad. Ahora eso ya es que no cabe ni en la imaginación.

Otra gran novedad tecnológica, por no decir, la revolución total, ha sido internet, las redes sociales, páginas de contacto, messenger, etc.
Cuando yo tenía diecisiete o dieciocho años (long time ago), si querías conocer gente fuera del ámbito estudiantil local, tenías que salir. En el trabajo, en la noche, donde fuera, uno tenía que tirar con sus dotes sociales para hacerse un grupo de amigos, un encuentro sexual o lo que fuere.

Desde que llegó internet, la actividad social se ha trasladado a la privacidad del hogar. Las miradas y gestos de antes ahora son clicks y smileys. Buscas, contactas, chateas, te entusiasmas, quedas, te gusta, no le gustas, le gustas, no te gusta y lo peor, hay que decírselo.

Nuestro mundo cambia casi a diario. Yo que siempre me mantengo a la vanguardia, he sido precoz en ir incorporando todas las ventajas tecnológicas a mi vida. Siempre he pensado que la capacidad del humano para crearse herramientas debe ser explotada al máximo, pues es lo que nos diferencia del resto de las especies y tal punto he llegado, que mientras que he desarrollado habilidades tecnológicas de contacto, he perdido casi en la misma medida, la habilidad social del contacto personal. Con esto no quiero decir que me haya convertido en un uraño, sino que, no sé, me falta resolución.

En las últimas semanas me ha pasado al menos en dos ocasiones, que me cruce con alguién en la calle donde el intercambio de miradas, ha dicho en milésimas de segundo lo que seguramente tardaría días o semanas en concretar por internet. A pesar de la persistencia de la mirada, o el giro de cabeza, me mostré totalmente incapaz de pasar a la siguiente etapa, en la que las palabras toman el protagonismo y sellan la muestra mutua de interés.
Tontamente he buscando consuelo en pensar aquello de, si está para mí, ya nos encontraremos en mejor ocasión, y entonces no fallaré. El problema es,muchas de las oportunidades, pasan una sóla vez.

Pues la última moda es el Facebook, el centro de reuniones cibernéticas donde nos comunicamos y nos intercambiamos de todo y que va copando algo más de espacio y tiempo del que antes dedicabamos a los encuentros personales. Ayer un amigo me dijo que me "leía más que me veía", lo que es, preocupantemente cierto.

El día que tuve que volver en guagua a buscar mi coche al taller, me encontré con un amigo de aquellos que hice cuando tenía 20 años y trabajaba en un restaurante de comida rápida. Durante todo el trayecto hablamos y hablamos de aquellos tiempos, con muchísima nostalgia y muchas risas. Antes era más divertido, tenía muchísimos más amigos de los que tengo ahora, claro que ahora tengo más amantes que los antes hubiese podido soñar.

Supongo que como en todo, hay que conseguir el equilibrio, usar las nuevas herramientas sin olvidar las viejas artes. Volver a la actividad social cara a cara, devolver a una mirada interesada, unas palabras de interés reciproco, convertir un encuentro fortuito, en una cita. Entrar al trapo de esa persona que quieres conocer, no buscándola en el facebook o cualquier otra página, sino mirandola a los ojos, despertando su curiosidad con el encanto personal, una conversación interesante o una gracieta que le robe una sonrisa.

Los encuentros y las miradas recientes, han evidenciado que he perdido habilidad social en distancia corta, pero me pusieron nervioso, me excitaron, me sentí feliz, pensé mas "y si fuera" que la Raffaella Carrá en sus tiempos televisivos- Sonreí, suspiré, y como siempre, reflexioné. A aquí está el resultado, para público conocimiento: Señores y señoras hay que volver a las calles y abrir la percepción a los estimulos visuales, a las miradas que dicen, a los silencios que hablan, a las conversaciones, los gestos y otros recursos humanos que existían antes de internet, pero de los que, al menos yo, me había olvidado un poco, hasta volver a darme cuenta, que lo natural es lo humano, lo que hace sentir. Lo demás, herramientas y artificios que deberían ser sólo complementos a nuestras habilidades y no sustitutivos de estas, sin intención de restitución. Preocupante, cuando más su ausencia nos implica más limitaciones.

Buena semana y más "human being".

2 comentarios:

Vanargos dijo...

Cuánta razón tienes, como siempre...Es verdad que ahora una sale a la calle y cuando se cruza con alguien que hace tiempo no ve, la mente se queda en blanco, y se recurre al viejo tema del tiempo, la lluvia, el frío... Estoy completamente de acuerdo contigo, compañero, una vez más.
Un beso

Anónimo dijo...

ay amigo de mi vida. no sabes que gusto me da leerte y ratificarme en lo que dicen tus seguidores. con el tiempo, ya casi parece imposible volver a conectar con alguien, utilizando única y exclusivamente nuestras dotes personales, esas que (como tu dirías) vienen de fabrica. yo también te doy toda la razón.
mil besos