sábado, 14 de marzo de 2009

Sol y otras cosas

La vida sigue pasando a ritmo de cada uno, los días se superponen de forma trepidante y ha llegado el fin de semana de nuevo. 

Desde mi último post a este, ha cambiado hasta el tiempo. Hemos pasado de un frío pertinaz y desconocido a un adelanto de la temporada primavera-verano, con calima incluida.

Actitudes que cambian, como el tiempo, frío que deja paso al calor, vida que da paso a más vida.

Marzo suele ser un mes que detesto por ser uno de los más complicados en mi trabajo, pero insospechadamente, este marzo ha empezado con otro "rollo", o ¿seré yo?.

Bueno, parece que la gente estaba deseosa del cambio y se ha quitado los abrigos y ha poner la carne al sol en pleno invierno. Se agradece la pausa y se agradece la visión. El sur recupera su esencia, olvidada por semanas de mal tiempo, de nubes y  "fresquito".

Y con la luz, siempre desaparecen las sombras, se iluminan los caminos, se abre el horizonte. Sea esto una pausa o no, sirve para no olvidar lo que nos hace felices, aunque sea breve, un simple inciso.

Bueno, y siendo más frívolo, más superficial…. el sitio donde suelo comer con mis compañeros casi cada día, se ha vuelto una pasarela de cuerpos de todo tipo, algunos y algunas, dignos de admiración y baba. Esos guapos y guapas alegran vista y estimulan imaginación, no sólo esa que todo el mundo imagina, sino otra, la mía, siempre rebuscada. ¿Que se sentirá al ser tan guap@?.

Alguien me decía el otro día que últimamente salía con "feúchos" porque de los guapos se enamoraba demasiado y lo pasaba fatal siempre. Después de reírme de la ocurrencia, pensé que eso era lo más superficial que había oído en tiempo.....pero, igual tiene algo de razón. 

Esta sociedad es desastrosa en muchos aspectos, pero en lo que tiene un éxito indiscutible es encasillando a las personas por alguno de las miles de características personales que los diferencian de los demás. Esto es un infinito catálogo de motivos por el cual se te pone en este o aquel grupo, respondiendo a aquel u otro criterio.

Pues los que son guapos/as por conveniencia social, lo son como los best seller, como el Código Da Vinci, gusta a la mayoría y venden como el que más. Si, pero, ¿que se siente?. Me gustaría saber como reacciona ante ellos la cajera del supermercado, ante ellas el director de banco, o el agente de tráfico. Seguro hay cosas que tienen fácil, ligar y el sexo, por descontado, pero, ¿qué más?.

Me imagino a esa cajera, ante el pedazo de macho, con las bragas por los tobillos , dispuesta a llevarle la compra hasta el coche y más allá.  O a ese agente de tráfico, viendo como sus formación, vocación y disciplina se tambalea ante una belleza que le dice dulcemente, “lo siento señor agente, no sabía que es eso de la ITV”.

De la afirmación de aquella persona se puede interpretar que comemos por los ojos más que por otra cosa. Que el interior está bien si, pero vamos, es que está muy bueno/a y que eso tira mucho, tanto que tiempo de enamoramiento se reduce 10 veces!. Ahí está la clave, enamorarte de la persona por como es, lleva un proceso de conocimiento, de compartir cosas, de ver el desempeño en diferentes campos, y poco a poco, como un buen guiso, te vas enamorando. 

Del guapo/a te enamoras enseguida del físico, como de un coche caro, lo quieres tener, lo quieres disfrutar, porque es bonito, y eso es como el azúcar, energía inmediata, placer inmediato.

Ser una belleza tiene muchas ventajas, sin duda, quien esté dotado de belleza, inteligencia, sencillez, bondad, y sinceridad, se comerá el mundo. No dejará escapatoria, será como una artillería con cobertura del 100% en el campo de ataque. Te enamoras de lo físico, de lo espiritual, no hay salida, sólo la sumisión, la reverencia, la admiración, y a veces, en algunos casos, la frustración de pensar que no se puede abarcar eso, que igual es demasiado. 

Que complicada es la personalidad humana, y que divertida, cuanto filo se le puede sacar a todo, que diversos somos y que distinto son las cosas para según quién y como las mire. 

Yo también me enamoro de la belleza, pero más en las cosas que en las personas. De estás últimas me enamoran otras cosas, y no es por aparentar ni intentar ser políticamente correcto sino una realidad. Me enamoro de la gente que me hace reír, la gente inteligente que me enseña cosas con tan sólo admirar como las hace, o como las ven, o como las dicen. Las formas de ser, de hablar, de sentir. Evidentemente yo soy de los que se van al interior de las cosas, a descubrir más, a superar los límites de las superficies para entrar a ver en que se sustentan, como se hacen de que están hechas.

De tanto en cuanto un dulce o un capricho no viene mal, y a quién guste de enamorarse de la belleza pues que asuma que es efímera, temporal, como una feria de pabellones impresionantes que cuando acaba, se queda en nada, en eso, en simple belleza.

Y este, que es de la parte baja del montón y un tipo generalmente optimista os propone un pensamiento propio, aplicado siempre y con notable éxito:  todos tenemos nuestro público, ese para el que somos los más guapos, los más simpáticos, lo más. A estos nos debemos, lo demás es soñar despierto, mirar revistas.

Hasta la próxima ocurrencia, reflexión, queja, ocurrencia, disparate…..REBUJÓN.