
El límite de uso de cualquier motor lo marca el cuenta-revoluciones. Ese instrumento más o menos logrado en según que casos, marca el límite de rendimiento de casi cualquier mecánica; Superado el límite, las consecuencias pueden ser nefastas.
Si en éstos días mi cuerpo mostrara con alguna agujita el nivel de cabreo y hartazgo por todo, seguro que esa marca no saldría ni por un minuto de la zona roja, pero a diferencia de lo que pasa con una mecánica, mi pregunta ha sido ¿Que hay más allá de ese límite? probablemente, un infarto, pero.... ¿y toda esa energía que te tensa las venas, esa rabia que alimentaría un puño con el que romper la realidad que molesta!. Son muchas las ocurrencias que pasan por la cabeza en ese momento, esa capacidad de tomar decisiones drásticas y rápidas. ¿De donde sale esa energía, por qué resulta esperanzadora, por qué huele a libertad?.
No dejo de preguntarme lo que pasaría si la próxima vez que llegue a ese límite, me abandono a los impulsos y lo mando todo a tomar viento sin pensar ni un segundo en las consecuencias. En ese momento límite, generador de toda esa potencia, también se manifiesta la parte temerosa, los miedos, la barrera de contención a tanta energía que devuelve las cosas a la normalidad, pero, ¿a qué normalidad, esa que te puso al límite?. Somos unos seres sorprendentes.
Tanta subidas a la zona roja de mi cuentarevoluciones va a conseguir que un día rompa el límite, parece inevitable. Palabras como reflexión, prudencia o conformismo serán sustituídas por aventura, riesgo; Hasta escribirlo me da energía, me hace respirar.
Este rebujón de hoy tiene un sólo resultado: esa sensación me hace sentir libre. Siento como el dedo puesto en el detonador nuclear que hará volar todo a los cuatro vientos. Esta sensación es poderosa, el saber que asumiendo todas las consecuencias, el ser humano es libre de hacer con su vida lo que quiera y cuando quiera.
¿Que habrá después........?, igual os aguarda un relato interesante, a ver....
Saludos a todos
xxx
1 comentario:
Sorpresa, sopresa.... Dicen que uno nunca se termina de conocer y mucho menos a los que tiene alrededor... Y es cierto. De tu verbo ágil no tenía duda, pero desconocía amigo, que tuvieras la misma agilidad, la frescura y la profundidad escribiendo.... y yo buscando colaboradores para la revista!!!!.
A partir de ahora, súmame a tus lectores más fieles.
Besos muchos. Ito
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