El otro día, en una de esas conversaciones que uno mantiene a través del cyber-espacio, alguien me preguntaba si alguna vez me había enamorado.
La pregunta no tendría mayor transcendencia si no fuera porque dudé de mi respuesta. No quiero hacer valoración de la pregunta, porque me vuelven a saltar dudas, pero si que me dí cuenta, que a veces no me dejo llevar por mi intuición, y doy continuidad a cosas porque me auto convenzo que son buenas para mi. ¿Pero realmente lo son?.
El tiempo es distancia cuando hablamos de nuestras vidas. Ver las cosas después de un tiempo, te permite valorarlas de otra manera, es como ver la ciudad desde una colina a las afueras. Pues en esa colina me he trepado y me asombro de ver como en muchas ocasiones he dejado mi intuición a un lado y me he dedicado a convencerme a mi mismo de que lo que me ofrecen es bueno.
Resultado, que no se si me he enamorado o me auto convencido. En mis últimas relaciones, me han dejado, yo fui lentamente hasta implicarme hasta las cejas, y en ese momento me dejan. Lo gracioso del asunto es que en ambos casos, mi intuición inicial era que las cosas no funcionarían, pero me auto convencí que era lo mejor, bien cierto que con personas maravillosas que no me arrepentiré nunca de haber conocido y disfrutado de lo compartido. Pero...no hice caso a mi intuición y me vendí a mi mismo.
Con el trabajo 3/4 de lo mismo, tenía oportunidad de formarme fuera, de especializarme en una profesión con mucho futuro y posibilidades de estar aquí y allá. Pero me auto convencí que lo que me decían era cierto, y que el trabajito aquel que empecé como administrativo y en el que hoy soy de todo, era lo mejor. Pero no lo que yo quería, de aquellos barros, estos mega lodos.
Pues estos días de los 35 y medio, que estoy tan reflexivo y espiritual, me he dado cuenta que para casi todo soy igual, tengo una intuición inicial que se convierte en descarte y luego todo lo demás, auto-marketing, auto-convencimiento, adopción de comportamientos estándar, sumisión a los preceptos sociales. Conclusión: la única decisión importante que parece que he tomado sobre mi vida es renunciar a llevar barba o perilla. Fuerte, pero cierto.
Pues como en estas andamos y los resultados son los que son (tarde me he dado cuenta), he decidido que con canas y primeras arrugas, voy a volver a conceptos primarios, al ser intuitivo, al golfo, al aventurero que nunca dejé salir. Ahora hace falta ver como sacar todo eso fuera, cuando fue metido dentro a empujones, por educación, por costumbre, por entorno, por comodidad, por vagancia.
He decidido afeitarme después de muchos años llevando perilla o barba. Parece una idiotez, pero no lo es tanto, es renunciar a verme de una manera para verme de otra, un pie en el camino de una dirección diferente, fuera de esta realidad prestada, y destino a mi vida.
Suban a vuestras respectivas colinas, no teman lo que van a ver, si quieres volver a tu ciudad y volver a ver las cosas como te gustan, vuelve. Si lo que ves, ya no te convence, es tiempo de partir, otros paisajes esperan, y aunque no lleguen, siempre quedan las vivencias del camino, vida en si misma.
Así se levanta mi viernes. Buen fin de semana