lunes, 2 de marzo de 2009

Ida y vuelta


Las escapadas, los viajes y las rupturas de la rutina son el equivalante vital de la palabra "excepción". Una escapada es una excecpción en lo cotidiano, en lo diario, en lo automatizado de nuestras jornadas laborales, de las semanas, los días, los años.

Decidir irte a cualquier sitio, sea lejano, intermedio o en el edificio de al lado, rompe esa continuidad diaria que llamamos rutina, osea es una "excepción". ¿Pero que otra función se le entiende a la excepción? Señores, señoras, babes, babydolls, y público en general.....¡LAS EXCEPCIONES SON LA CONFIRMACIÓN DE LAS REGLAS!

Este fin de semana ha superado con creces mis expectativas más optimistas. Es más, diría que me he superado a mi mismo, al menos en muchos límites que me habían surgido y he cruzado barreras que tal vez tuvieran un peaje que no me ha sido pasado al cobro.

Este fin de semana  he descubierto que el lujo es algo que está para quien sabe disfrutarlo, que la clase no la da el dinero, y que el estilo es un sello que se reconoce rápidamente entre quienes gozan de él.

Si tuviera que hacer un capítulo de agradecimientos a lo que ha sido este finde, tendría una lista de variados protagonistas, personajes, sitios y situaciones que me han abierto los sentidos y ensanchado la mirada. 

Esta excepción confirma la regla, el volver a la rutina, al trabajo, a las caras, las situaciones, los problemas del día a día. Al menos queda el recuerdo de lo vivido, como un oasis mental en el que refugiarse cuando el fuego diario te quema los pies y te seca el alma. ¿Drama Queen? pues sí, que bajonazo volver a la vida de uno. Que agotador pensar en que podemos cambiarla con un esfuerzo enorme, el cuento de siempre con su frustrante resultado, mañana se disipará parte del impulso y la rutina impondrá su látigo con cruel eficacia, ahogando la actitud rebelde.

Vi muchas cosas en esta "excepción", ventanas a otras vidas, a priori muy interesantes, y triste reconocerlo, siempre más que la mía de ahora. Otras gentes, otras conversaciones, gente que viene y va, sueños que se van fraguando, otros que esperan con fecha de incio, gente bohemia, gente que se sorprende, algunos que te han gustado, otros a los que has gustado. Despedidas duras disfrazadas de "hasta luego" en una hipocresía pactada y azucarada.

Esas vidas, esas gentes con las que nos hemos cruzado unas horas, que pasan a formar parte de un recuerdo, de un fin de semana de una historia. Los que volvemos, los que se quedan, lo que pensamos que pudiera haber sido, lo que fue, lo que sería y finalmente el día a día, la rutina diaria, lo que es.

Pues con el bache habitual del regreso, pero con la felicidad de lo vivido, casi de manera subliminal diré: gracias amiga por ser absolutamente fantástica, por haber hecho de la superación tu bandera y ser lo que eres, una nueva referencia para mi, del gusto, de las cosas bien hechas, del cariño, del saber compartir, de un abrazo, de un beso, de los momentos vividos.

Al barman de ojos verdes, que aunque nunca leas esto, te agradezco tu simpatía, por mostrar sus proyectos, por hacerme mirar al infinito de lo que yo alguna vez soñe y tu estás haciendo. Suerte en eso que viene veloz a tu vida, ya queda poco. Tu picante toque de curiosidad me ha llenado de satisfacción, por lo que pudo ser y no fue, o tal vez por, aunque no fuera nada, permitirme imaginarlo. Pensar que pudimos hablar tanto de cosas comunes me llena de satisfacción y me recuerda que a pesar de las circunstancias, algunas cualidades tengo.

Y a tí que decirte, currante de la noche, aquella camisa roja frente a la giralda, belleza y sencillez, honestidad transparente. Aquel que tanto te exigió en el curro me dijo me dijo que te cuidase mucho, paradógica petición, para lo que luego hace. Cuidarte quisiera yo! ¡anda que no!, eres de lo que no hay, al menos por mi tierra. Fue un placer conocerte, inexperado e intenso, como las buenas sorpresas. Esa oportunidad de conocernos más es motivo más que suficiente para volver a  Sevilla, aún a riesgo de hacer más dura la vuelta a mi rutina, de convertir la "excepción" en un látigo. Espero tengas suerte macho, toda la del mundo, no pierdas ni un minuto, consigue lo que sueñas, estás muy cerca. Igual nos vemos alguna vez, tal vez nunca, pero ahí estarás, en los recuerdos inolvidables. Suerte en Germany, guapísimo!

...y al taxista de la pregunta indiscreta, al portero exótico que balbuceó aquello de "no me entero" al relaciones públicas tan kitsch, al poderoso que "vivía allí", al lanzado del guarda ropa, al que me indicó donde estaba la máquina de tabaco, a la que quería llevar a su hija al Circo du Soleil, al Audi Q5, al aceite envasado en las primeras 4 horas de prensar la aceituna, a Azahar de los Atunes, al celoso, a esperar a que salgas con tus cosas, a esa rosa en la boca, al paraguas ofrecido, al romero rechazado, a la del traje rojo, a Nespresso, a ese vapor de la ducha, al incienso, al vino, a la cerveza, a mi imprudencia y al riesgo, porque quién no se arriesga no gana, y tampoco vive.

Igual pagaré por mi atrevimiento, pero casi da igual, la excepción ha valido la pena por si misma y no para demostrar la regla.

Viva la vida.

Una recomendación a los que vayáis a Sevilla y puedan permitírselo, alójense en el Hotel Eme Fusion, no lo olvidaréis nunca.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya que no te veo, me conformo con lo que te leo. No pierdas la costumbre de viajar, de vivir y de escribirlo.
Ito