martes, 24 de febrero de 2009

Cada cosa a su tiempo


En estos días de carnaval es normal oír de los planes de la gente para darse una ducha en la fiesta de los disfraces, que con respeto a todos, en Tenerife logra su máxima expresión. Invitaciones a la fiesta que este año he rechazado porque darme una pereza enorme el simple hecho de pensar en ello.

Ir cada año al carnaval chicharrero era una cita inexcusable, y la verdad es que durante muchos años fue así. Los recuerdos que tengo de esa fiesta son tan increíbles que intento preservarlos como una verdadera joya de las experiencias que he vivido.

Por circunstancias y edad, ya los carnavales han dejado de ser para mí lo que fueron, de hecho las últimas veces que fui, la única conclusión que saqué es que no volvería. Y aquí estoy un martes de carnaval, escribiendo en un blog. A veces me pregunto la razón de nadar contra corriente en estas cosas, y me he dado cuenta que no quiero empañar aquel recuerdo intentando imitar con treinta y tantos lo que viví con veintipocos.

Pero por esa misma regla me he ido alejando de todas las tradiciones, para diseñar otras nuevas e innovadoras, ¡Pero como es este mago de Guía de Isora!

Primero fueron las navidades, en mi familia no hubo nunca tradición navideña, sin embargo, arrastrado por la corriente estuve años saliendo de la oficina con el gorrito de Papá Noel el día 23 de diciembre. Ahora me horroriza ver al susodicho colgado de los balcones desde el mes de Noviembre!. Desde hace años siempre intento hacer un "plan anti-navidad" para atravesar las fiestas sin caer en su liturgia.

Eso incluye el fin de año, moños y lentejuelas con smokings popularizados por Alcampo y Carrefour. Obligación de llegar a casa lo más tarde posible, previo caldo, churros y chocolate, y aunque la noche haya sido un auténtico bodrio. Es lo que tiene el fin de año... pues nada, otra noche que he vulgarizado no haciendo nada relevante, y organizando algo diferente para el día 1.

Pero vamos a tradiciones más cotidianas, observadas en estos últimos tiempos. El desayuno en la cafetería se siempre, todos y cada uno de los domingos de la vida. la visita al mercado donde los haya, ir de guachinches donde la gente habla a gritos mientras hace malabarismo para empujarse la carne fiesta y el trago de vino de país.

El paseíto por la costa,en pareja, en familia,con niños o sin ellos, siempre por los mismos sitios, cerca de donde se tragaron la carne fiesta, las garbanzas, las costillas, el chuletón o lo que tocase ese día, que sin duda sería una reedición de lo que ya habían hecho con anterioridad cualquier otro domingo o fiesta de guardar. Fíjense, es así, con un par de veces que vayas por los sitios te das cuenta.

Y ahora los carnavales, siempre en a la misma hora por los mismos sitios, con un disfraz nuevo, parecido, reciclado o reconstruído. Unas copas, unas risas un ligoteo y hasta el año que viene, o mejor dicho, hasta el próximo evento, allí nos veremos, o no. La gente lo vive, lo añora, lo disfruta y lo espera.

Y mientras todo esto sucede con pausada rutina, yo parece que me caí de otro planeta, buscando un flotador para irme en sentido contraio, con alguna ocurrencia, actividad y actitud diferenciadora. ¿Estaré como una cabra, o en proceso de estarlo? ¿Será este pueblo? Sea lo que sea es lo que hay, y aunque no lo crean, me divierte muchísimo.

Disfrutad de los carnavales, que aún les queda cuerda! Yo a lo mío, a contra programar, esta vez con un calendario increíble en un sitio fantástico, como no podía ser menos.

Hasta la próxima semana. Enjoy

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece estupendo que seas antitradiciones, lo que para much@s, " lo de antes" sigue funcionando, y en cambio, para otr@s, " lo de ahora", que era " lo de antes", les aburre, y simplemente no les apetece disfrutarlas. Que cada uno emplee el tiempo en lo que quiera. Y si dentro de 2 o 3 años sales de carnaval de nuevo, Pasatelo Bien!!